del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en
nuestro Señor Jesucristo”.1 Tesalonicenses 1.3
Se acordaban del trabajo de su amor, es decir, de lo que llevaban adelante gracias al amor que tenían.
Se acordaban de la constancia de su esperanza, es decir, de como perseveraban en esa esperanza que tenían.
Un creyente se debe mover entre los parámetros de lo imposible y lo posible y, dentro de esa banda, situarse entre lo ideal y lo factible.
Lo ideal es eso que sería lo mejor para nosotros y para aquello que queremos lograr.
Lo factible es aquello que se puede realizar pero que no aporta una diferencia sustancial a nuestra vida ni en aquello que nos proponemos.
Frente a aquellas cosas que queremos alcanzar en lo personal, familiar, económico, profesional y ministerial debemos concentrarnos primeramente en lo ideal.